
Entrevista a Felipe Vergara Iduya: Hablemos de Bienestar Docente
«El ejercicio docente necesita ser entendido como un proceso que integra el bienestar: es necesario, importante y urgente»
Felipe Vergara Iduya es ingeniero civil industrial y profesor de Matemática de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Su carrera ha estado marcada por la convergencia entre la ingeniería y la pedagogía: fue profesor de Matemática en Enseña Chile, experiencia que lo acercó a los desafíos cotidianos de la sala de clases y lo llevó a comprometerse con la valoración docente y el liderazgo pedagógico.
En 2022 asumió la coordinación del programa «Somos Profes – Somos Educadores», orientado a retener y acompañar a docentes en sus primeros años de ejercicio. A partir de esa experiencia, pasó a desempeñarse como Director de Programas para las Trayectorias Docentes (s) de Elige Educar, desde donde lidera iniciativas de atracción, retención y valoración docente a nivel nacional.
Felipe está convencido de que el bienestar docente es un factor clave para la permanencia de los profesores en el sistema y para mejorar los aprendizajes de los estudiantes. Su enfoque combina innovación pedagógica, uso responsable de la inteligencia artificial y trabajo colaborativo con comunidades educativas. Actualmente impulsa proyectos que promueven la prevención y la formación inicial en competencias de bienestar, y explora el uso de tecnologías para escalar el acompañamiento humano sin perder la cercanía con los docentes y educadores/as.
¿Cómo fue el proceso de darle vida al programa “Somos Profes – Somos Educadores”? ¿Qué fue lo más desafiante de ponerlo en marcha desde cero?
F: El proceso de darle vida al programa parte con una solicitud muy interesante. Ante la fuga de docentes -la deserción en los primeros años de ejercicio llegaba al 10%, según datos de Elige Educar- se abrió una conversación entre distintos actores de la esfera pública (CPEIP y Ministerio de Educación), el entonces Director Ejecutivo de Elige Educar y otros referentes del sector. De ese diálogo surgió una reflexión que hoy es ampliamente reconocida: la atracción no tiene mucho sentido si es que no estamos logrando retener a los talentos que estudiaron Pedagogía y ya ejercen la profesión.
A partir de este diagnóstico, se buscó a alguien en Elige Educar que pudiera diseñar un piloto y de forma a un programa enfocado en la retención docente. Fue así como me entrevistaron. Tenían mi currículum, conocían mi experiencia apoyando iniciativas innovadoras y consideraron que podía ser un buen candidato.
Así comenzó un intenso proceso de investigación para comprender qué estaba ocurriendo con la retención docente en el mundo. Descubrimos que este era un problema global —presente en Inglaterra, India, África y Centroamérica— y que cada lugar lo abordaba de forma distinta. Fue estudiar el modelo teórico de la motivación y entender que la motivación extrínseca, aunque importante para decidir estudiar Pedagogía, no es el motor que impulsa a permanecer en la profesión.
Por supuesto que las condiciones laborales y el sueldo influyen, pero son los factores ligados a la motivación intrínseca -la capacidad de innovar, la autoeficacia y, sobre todo, el bienestar- los que resultan decisivos para permanecer en el aula.
El bienestar apareció entonces como una pieza clave: un concepto complejo, multifactorial, que debía entenderse como un proceso y no como una acción aislada. A partir de ahí, comenzó la etapa de construcción: conversar con distintos referentes en educación, académicos, representantes de la sociedad civil y del gobierno para explorar qué acciones podrían fortalecer esos factores protectores intrínsecos. Lo desafiante fue tomar decisiones en medio de opiniones muy diversas. Escuchábamos desde “¿Cómo se te ocurre hacer eso?” o “Imposible, no va a funcionar”, hasta “Esto sí podría ser bueno”.
Si bien había consenso en que el bienestar era importante, nadie sabía bien cómo trabajarlo de manera escalable. Ahí fue cuando entraron en juego los aprendizajes acumulados por Elige Educar con el programa “Quiero Ser Profe”.
El mayor reto fue lograr, en solo dos meses, poner en marcha un piloto y, en otros dos o tres meses, desarrollar un programa que pudiera implementarse desde abril o mayo de 2023, impactando a docentes de todo el país. Fueron meses de muchas horas de trabajo, lecturas, reflexiones y aprendizajes; de comprender que el problema era más importante que cualquier solución que pudiéramos inventar y que el programa podía crecer. Esa visión —no aferrarse a una única respuesta y permitir que el programa evolucione junto a sus participantes— es, en gran parte, lo que ha hecho posible que se transforme y siga vigente en estos tres años de funcionamiento.
¿Por qué es importante hablar hoy del bienestar docente como una dimensión clave del trabajo educativo y no solo como una preocupación individual?
F: El bienestar docente es fundamental porque tiene un impacto directo en los aprendizajes de los estudiantes. Está comprobado: el bienestar docente mejora la atención en clases, aumenta el interés por asistir al establecimiento, se potencia la capacidad de aprender y se logran aprendizajes más significativos. Esto lo respaldan distintas investigaciones, por lo que no puede seguir siendo visto como un tema individual; es una tarea colectiva.
Además, entendemos que el bienestar es un factor protector para la retención docente. Un docente que se siente bien, tiene más posibilidades de quedarse haciendo clases en el sistema educativo. Hoy contamos con una generación que, afortunadamente, valora mucho más el bienestar que antes, lo que nos da la oportunidad de posicionarlo donde merece estar y reconocer su verdadero valor.
En espacios comunitarios, como las comunidades educativas que modelan la sociedad que tenemos hoy en día, el bienestar docente influye directamente en el bienestar de los estudiantes y de todos los demás actores educativos, y viceversa. Con grupos sociales muy diferentes, tenemos que tener un espacio que cuide el bienestar docente y que nos involucre a todos como responsables. No podemos abordar el bienestar docente de manera individual; es algo que debemos trabajar en conjunto, todas y todos como parte del desarrollo de nuestros estudiantes y de nuestras comunidades, que son modelo de la sociedad.
¿Cómo pueden las comunidades profesionales fomentar espacios donde las personas sientan que tienen voz, elección y agencia en sus decisiones laborales y de cuidado?
F: Si entendemos que el bienestar docente es una responsabilidad colectiva, entonces las comunidades tienen un rol central. Lo primero es reconocer que pequeñas acciones pueden generar un gran impacto. A veces, pequeñas frases que responden al estatus quo de los establecimientos, pueden impactar en el bienestar, específicamente, de los docentes principiantes. Decir cosas como: “Ya te vas a acostumbrar” o “Es porque eres nuevo”, o no validar los conocimientos y la motivación de quienes recién llegan, van mermando -poco a poco- su bienestar.
Trabajar este tema requiere un esfuerzo conjunto y consciente: es una cultura organizacional que debe permear todo el entorno. Directores, sostenedores, docentes con más experiencia, profesores nuevos… todos deben comprender el impacto que tiene el bienestar y actuar alineados. De lo contrario, es muy difícil lograr cambios reales. Incluso estudiantes y apoderados deberían ser parte de este mismo mensaje.
Además, es fundamental que las comunidades se sientan y sean escuchadas. Validar espacios de respeto, conversación y autonomía docente es clave para que puedan tomar decisiones pedagógicas y de cuidado con la seguridad de que son reconocidos como agentes importantes dentro del sistema educativo.
¿Cómo imaginas el futuro del Somos Profes – Somos Educadores?
F: El futuro del “Somos Profes – Somos Educadores” es inmenso. Hoy, además del programa central que acompaña a docentes a lo largo del país, trabajamos con sostenedores y comunidades educativas para que ellos mismos desarrollen capacidades y lideren acciones de bienestar en sus propios contextos. La idea es transferir competencias que permitan a cada comunidad modelar, acompañar y fortalecer el bienestar docente de forma sostenible.
Otro eje clave es la formación inicial. Hemos aprendido que la intervención por sí sola no es suficiente: la prevención es igual de importante. Si logramos que las competencias de bienestar se trabajen desde las universidades, estaremos formando a futuros docentes mejor preparados para enfrentar los desafíos del sistema educativo. Por eso, proyectamos diagnósticos que permitan a las instituciones incorporar estas habilidades en sus mallas curriculares, generando un acompañamiento temprano que favorezca la retención y el desarrollo profesional desde el inicio.
En cuanto a alcance, hoy trabajamos con 20 sostenedores y cerca de 3.200 docentes, pero podrían ser muchos más. El interés existe, la necesidad es latente y la forma en que abordamos este reto es novedosa, interesante y, sin duda, valiosa. Ahora solo hacen falta los recursos para poder implementarlos.
Finalmente, algo que ya tenemos en la vista y estamos trabajando, es la incorporación de la inteligencia artificial al modelo de acompañamiento humano. Esto permitiría optimizar la entrega de información y recursos sobre competencias de bienestar, liberando tiempo para que las personas hagan lo que mejor saben hacer: acompañar, contener y brindar apoyo real a quien lo necesita. Esa combinación es fundamental y puede dar al programa un gran potencial de crecimiento.
¿Cuál sería, para ti, el mayor logro que podría alcanzar este programa a nivel nacional en los próximos años?
F: El mayor logro tendría que ver con consolidarnos como un referente en el desarrollo docente, tanto en el fondo como en la forma.
En cuanto al fondo, el bienestar no se trabaja con acciones aisladas ni superficiales: no se trata solo de hacer una reflexión o de respirar profundo. Son competencias profesionales, parte esencial del desarrollo docente, que se necesitan para enfrentar los desafíos del día a día en la sala de clases. Marcar esa pauta como referente es clave.
En cuanto a la forma, contar con un acompañamiento permanente que combine inteligencia artificial y apoyo humano, a través de WhatsApp, es algo pionero. En los tres años que llevamos probando este modelo, hemos comprobado que puede marcar la pauta y escalar no solo en Chile, sino también en toda Latinoamérica. Es una manera muy costo-efectiva de impactar la labor docente y estar presentes cuando más nos necesitan.
Si el “Somos Profes – Somos Educadores” pudiera implementarse a nivel nacional o estar presente en distintas regiones de América Latina, quiere decir que tenemos un modelo que funciona… y ese modelo hay que replicarlo.
¿Qué aprendiste tú, como líder y como persona, en todo este proceso?
F: En este proceso aprendí —y confirmé— lo importante que es el bienestar para el ejercicio profesional, no solo de los docentes, sino de cualquier comunidad educativa. Necesitamos una sociedad que lo sitúe entre sus prioridades centrales. Cuando una persona está bien, no solo puede desempeñar mejor su trabajo: también tiene más capacidad para impactar positivamente a otros, reflexionar con mayor claridad y alcanzar mejores objetivos. Esto es algo que aprendí, que pude aplicar en mí mismo y que, sin duda, marcó la forma en que veo mi ejercicio profesional para el resto de la vida y hacia dónde quiero orientar mi trabajo.
El ejercicio docente necesita ser entendido como un proceso que integra el bienestar: es necesario, importante y urgente. Eso es algo que me llevo como líder, que lo más importante son las personas y el propósito que se construye en conjunto. Hay muchas formas de lograrlo, pero con equipos sólidos —como los que tiene este programa y todo Elige Educar— es posible transformar realidades. Y cuando se trabaja desde el bienestar, ese impacto llega más lejos y con más fuerza.
Por último, pero no menos importante, aprendí que es fundamental tener claridad sobre lo que uno quiere lograr, cuestionarse, ser autocrítico y reflexionar constantemente. Todo eso es esencial para alcanzar nuestras metas y, en el caso de programas como este, para demostrar resultados y generar un impacto real.
💬 ¿Sabías que?..
Desde el “Somos Profes – Somos Educadores” desarrollamos estrategias y recursos para fortalecer factores clave del bienestar docente, como la autoeficacia, la innovación y el sentido de propósito. Esto lo hacemos a través de encuentros, talleres y acompañamiento psicoeducativo, para que ningún profe o educador/a se sienta solo/a en sus primeros años de ejercicio.
Además, estamos constantemente creando nuevos recursos digitales con orientaciones prácticas para apoyar tu bienestar y el de tus estudiantes.
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